jueves, 26 de agosto de 2010


Entre pensamientos pasajeros y conversaciones infinitas con el Gato de Cheshire, en tardes iluminadas por un sol que nunca termina de escapar, te vi como un fulgor, como un destello que nubla la vista, y perdí el hilo de lo que hablaba. Tropecé con tus ojos profundos y mis mejillas se tiñeron de rojo... pero tras el velo de los sueños, tu no me viste, yo era invisible a tu mirada, casi podía tocarte y sin embargo no escuchaste los latidos de mi corazón...

No hay comentarios:

Publicar un comentario